
Hace escasos días analizaba para esta misma página The Surge 2, es poco común que dos juegos de estilo “souls” aparezcan la misma semana, sin embargo, este es el caso porque este 27 de septiembre hemos recibido, de la mano de Bandai Namco, Code Vein. En este juego de acción con elementos RPG las historias vampíricas y el estilo anime se dan la mano para abrazarse con el combate al más puro estilo de la saga de juegos de Miyazaki. Sin embargo, sus creadores, los mismos que se hicieran cargo de God Eater 3, arrastran los mismos fallos que ya tuvieran con este juego en cuanto al diseño de niveles en una experiencia que, a pesar de sus carencias, se presenta como una buena puerta de entrada a los más reticentes a adentrarse en el género gracias a una simplificación de las mecánicas que más adelante os comento.
Cuando os hablaba de The Surge 2 lo hacía sobre un juego que ha sabido encontrar su propia identidad dentro del género, con mecánicas propias y originales, lo suficientemente separado de la saga de Miyazaki para, sin mirar a la cara a Dark Souls, si decir al menos, “aquí estoy”. En el caso de Code Vein esto es muy distinto, de hecho, Code Vein se siente en muchos momentos como una casualización del género, un juego más accesible a todos los públicos que, a pesar de sus defectos, es divertido.
En Code Vein nos encontramos en un futuro en ruinas del cual han surgido una raza de vampiros denominados “los renacidos”, estos están condenados a vagar eternamente por la tierra en un ciclo de resurrección, sin embargo, si no beben la sangre de sus víctimas pueden llegar a perder la cabeza. Los recursos que utiliza el juego para contarnos esta historia son fundamentalmente extensas cinemáticas de marcado estilo anime que, a los amantes del género podrán satisfacer, pero al público más occidental puede llegar a cansar por lo reiterativo del mensaje. Además, contamos con diversos flashbacks a lo largo de la aventura e iremos recolectando diversos recuerdos de los personajes a lo largo de nuestro periplo. La verdad es que la historia, de partida, puede llegar a cautivar y mucho, pero, desafortunadamente esta pierde interés por la proximidad en sus fórmulas narrativas al JRPG quedándose en la superficie de un tema que daba para mucho más. Sus personajes no consiguen atraer nuestro interés, quedándose en el la punta de un iceberg contra el que chocaremos por culpa de sus excesivas a intrascendentes cinemáticas.
Lo primero que hacemos en Code Vein es crear nuestro avatar, al que daremos nombre tanto en la aventura como en el modo online, ya que este título, a pesar de tratarse de RPG de acción al estilo souls está muy enfocado en el cooperativo, ya sea junto a la CPU o con otros jugadores. El editor de personajes es profundo y nos permite seleccionar una buena partida de avatares preseleccionados a la vez que nos permite crear el nuestro a unos niveles de detalle extremos, eso sí, los políticamente correctos van a tener un problema con Code Vein ya que, en el caso de los personajes femeninos, los grandes senos y las ropas escasas brillan por su presencia, algo que entendemos es inherente a su estética y origen.
En lo puramente jugable Code Vein se maneja realmente bien, permitiéndonos hacer ataques débiles o fuertes como lo más básico, aunque más adelante y según la situación, vamos a poder ejecutar “ganchos” que eleven a nuestros enemigos en el aire o ataques por detrás que nos permitan acabar con ellos de un solo golpe. Los parrys también tienen su lugar en este juego, pero de una manera un tanto original ya que su uso, en ocasiones, va ligado a una indumentaria determinada denominada Velo de Sangre que, dependiendo de cual vistamos nos va a permitir ejecutar distintos ataques de lo más espectaculares que van a poder activar una secuencia cinemática a la que se le hubiera agradecido algo más de variedad, ya que cuando llevamos unas cuantas horas se tornan algo repetitivas.
Otra cosa que llama mucho la atención, es la presencia de una barra de concentración que se irá llenando conforme esquivemos en el momento apropiado o bloqueemos los ataques de nuestros enemigos, no es exactamente igual a la que veíamos en Sekiro, ya que no se vacía ni se llena tan rápidamente y más bien se va acumulando de un enemigo a otro hasta el momento en el que conseguimos rellenarla pudiendo desencadenar un ataque concentrado a la vez seremos más difíciles de derribar, especial atención en este punto, ya que nuestros enemigos también pueden ser hacer uso de esta concentración.
Pero probablemente lo más llamativo de Code Vein sean los denominados Códigos de Sangre, nuestro personaje por motivos argumentales, tiene la posibilidad de «reconfigurar» su grupo sanguíneo, estos Códigos de Sangre no son otra cosa sino perfiles. Estos perfiles los vamos a poder obtener a través de distintos personajes, además, tienen la particularidad de que se pueden intercambiar en cualquier momento, y determinan el estilo de combate que vamos a seguir, pudiendo el jugador intercambiarlos y adaptarlos a la situación que más le convenga, obteniendo así una gran flexibilidad en la construcción de nuestro personaje, algo por otra parte necesario porque la subida de nivel, aun estando ligada a experiencia tipo “almas” se produce de forma automática, no pudiendo nosotros seleccionar que atributos de nuestro personajes podemos subir, por lo que al final, estos Códigos de Sangre junto con las armas (principal y secundaria) que elijamos y el Velo de Sangre que portemos es lo que va a acabar perfilando nuestro personaje.
Precisamente a esto es a lo que me refería con una casualización de las mecánicas de los souls, Code Vein elimina la parte más RPG de estos títulos volcándose en su vertiente más directa y enfocada a la acción pura. Sin embargo, estos códigos de sangre se sienten desaprovechados, porque el juego no los explota de manera que el jugador se pueda ver animado a ir cambiándolos en función de los enemigos que tengamos que ir derrotando, apoyándose solo en la curiosidad que podamos sentir a la hora de descubrir nuevas formas de combate. En definitiva, se trata eliminar las clases que pudieran condicionar nuestro periplo desde un principio y otorga al jugador todo el abanico disponible en todo momento, pero los más perezosos o simplemente, aquellos que se sientan más cómodos con un perfil determinado podrán acabar la aventura de principio a fin sin cambiar estos códigos de sangre.
Los Códigos de Sangre contienen a su vez dones, que no son otra cosa que habilidades tanto activas como pasivas, con las que podemos equipar a nuestro personaje. Podemos adquirir más y mejorar algunas de las que ya tenemos, haciendo uso de la neblina que actúa como experiencia y que ganamos la derrotar enemigos en combinación con otros elementos que vamos recogiendo en nuestra exploración. De estos dones podremos llegar a equipar hasta ocho de ellos activos y cuatro pasivos tal y como se observa desde el menú del juego.
La interfaz nos muestra nuestra salud, estamina (a la que deberemos de prestar atención) e icor, este icor es el equivalente a los puntos de energía que necesitamos para hacer uso de los dones que vayamos desbloqueando y será extraíble de nuestros enemigos. Cada vez que hagamos parry, ataques por detrás o usemos la técnica de drenaje conseguiremos más icor, pero ojo porque si morimos volveremos al número de partida y, a diferencia de la neblina, no podremos recuperarlos. He de mencionar aquí que el punto de partida y viaje rápido que hace las veces de hoguera en este juego son las llamadas «plantas de muérdago».
Y precisamente a través de estas plantas de muérdago es como vamos a poder hacer visibles las zonas del minimapa con las que este juego cuenta. A diferencia de la mayoría de los juegos del género, esta es otra de las diferencias que hacen que la fórmula de Code Vein pueda ser más sencilla de entrada a jugadores con menos experiencia, pero que a los que amamos el género y jugamos cada uno de los títulos de este estilo que nos llegan al mercado, nos va a dejar un tanto insatisfechos. Resulta curioso que, en su empeño por facilitarnos la exploración, vamos a poder ver en el minimapa nuestras pisadas que nos harán saber qué lugares hemos recorrido.
Cada vez soy más contrario a la inclusión de estas ayudas en los videojuegos, porque, como ocurre en Code Vein hace que los desarrolladores lo entreguen todo a eso y se olviden de darnos escenarios realmente trabajados y profundos, y por no compararlo solamente con los juegos de From Software, un juego de esta misma semana tenía uno de sus grandes aciertos en este apartado como os contaba en el análisis de The Surge 2, donde todas las referencias que pudiéramos tener venían de la mano del diseño de sus localizaciones y de nuestra capacidad para recordarlos a través, muchas veces, de recorrerlos hasta la saciedad. En Code Vein el diseño de los escenarios es perezoso, plano, por momentos se siente como una experiencia plenamente lineal, incluso cuando decide desbloquear un camino alternativo este carece de sentido o de funcionalidad, pero es que estos escenarios, a pesar de su estilo cel shading que pueden resultar vistosos se sienten vacíos, sin alma, vamos sin soul.
A lo largo de nuestros enfrentamientos o explorando sus escenarios vamos a ir recogiendo algunos elementos que nos van a servir para mejorar nuestras armas. Realmente el sistema es bastante sencillo ya que depende de recoger un limitado número de elementos, se agradece en este punto que el juego consigue que los vayamos obteniendo de forma orgánica sin tener que pararnos demasiado a farmear. A través de este sistema no solamente podremos mejorar nuestro equipo, sino podremos imbuirlos con distintos efectos, llegando a poder transformarlos en un objeto diferente. Esto se logra a través del personaje de Rin Murasame a la que podremos visitar en nuestro asentamiento, donde también nos relacionaremos con otros NPC´s.
El diseño de los enemigos resulta llamativo, aunque la inteligencia artificial no es la mejor que se haya visto, el título cuenta con un bestiario amplio, donde tenemos enemigos que usan tanto el ataque cuerpo a cuerpo como la magia o efectos elementales, sin embargo, como mencionaba antes ninguno te obliga realmente a cambiar tu estrategia. Los jefes finales cuentan con un buen repertorio de ataques, pero de alguna forma se sienten excesivamente encorsetados y pronto descubrimos el patrón y como acabar con ellos.
A estas facilidades se le añade que, durante todo el juego vamos a ir acompañados por otro jugador, ya sea este manejado por la IA o por un amigo que nos acompañe en el modo online, este apoyo facilita mucho más los combates ya que nos apoyan con ataques potentes, atraen a los enemigos o nos reviven y curan cuando caemos en combate. La experiencia realmente no se beneficia de su presencia más allá de simplificar nuestra progresión y se hubiera agradecido poder haber disfrutado de la experiencia plenamente en solitario.
Además de la aventura principal contamos también con una suerte de modo mazmorra donde exploraremos las profundidades, aquí tendremos que conseguir tres llaves derrotando a enemigos de mayor nivel, un punto que me ha recordado a Bloodborne, salvando mucho las distancias.
En su apartado gráfico el juego saca partido del motor Unreal Engine 4, la iluminación de entornos y personajes en su marcada estética anime está muy bien trabajada, siendo un placer a la vista. Analizado en PS4 estándar el juego consigue mantenerse en una tasa de imágenes estable de durante prácticamente todo momento con algunas caídas puntuales que no van a lastrar la experiencia.
En su apartado sonoro la composición de sus melodías convence por su variedad pasando desde tonos más clásicos a “sonatas” más roqueras con una buena implementación de los efectos de sonido. El juego llega con textos en castellano y voces en inglés o japonés.
En definitiva, Code Vein es un juego sencillo dentro del género del RPG de acción con toques de souls, con carencias en la narrativa y en el diseño de sus niveles, pero que ha de verse como una propuesta más ligera que busca la acción más directa por encima del roleo, entendiendo el título desde este punto de vista en su concepción, tenemos una experiencia divertida que engancha y que entra muy bien por los ojos en las algo más de 25 horas que puede llevar completarlo.
- ACCESIBLETotal Score
+ El apartado artístico esta a un gran nivel.
+ El sistema de combate con los códigos de sangre es muy variado y accesible.
+ Los velos de sangre son una forma muy original de darnos ataques de tipo definitivo.
+ El modo cooperativo siempre es un aliciente.
- La historia cae en los clichés del género anime.
- El diseño de niveles es muy plano.
- Desaprovecha su variedad en combate debido al poco desafío que supone.