
Imagínate un sábado por la noche, vas a tu bar favorito y pides que te sorprendan, para ello nuestro barman favorito, Double Fine, mezcla en su coctelera dos chorros bien largos de apocalipsis, un poco de estilo ochentero, un toque de toxinas y lo decora con un bonito Pac-man. Et voilà! Tendremos encima de la barra un maravilloso cóctel RAD. La compañía estadounidense creadora de Psychonauts nos embriagará con este roguelike de lo más tradicional en lo se refiere a la definición del estilo. Pasemos ahora a explicar que hace tan especial este cóctel.
Mientras nos hacían el cóctel hemos visto que la base son dos largos chorros de apocalipsis y nuestra reacción ha sido: “¿en serio? La misma reacción que han tenido los habitantes del mundo de RAD cuando, tras haber conseguido sobrevivir al primer apocalipsis, se enteran de que viene otro. Nos encontramos en un poblado de un mundo post-post-apocalíptico que se está quedando sin energía, por lo que el anciano pide a un voluntario para intentar solucionar el problema. Para ello, el personaje que habremos seleccionado previamente entre un total de 10, se presentará voluntario y el anciano le entregará un bate y modificará su cuerpo para sea capaz de absorber toxinas, que son el tercer ingrediente y mencionaremos más adelante.
El segundo ingrediente enumerado ha sido el estilo ochentero, que será lo que marque la estética y el apartado musical del título. El apartado artístico del juego está marcado por unos diseños cercanos al cartoon con unos colores y contrastes muy llamativos. En el apartado musical podremos escuchar al encargado del sintetizador apretar las teclas que emitirán la señal de que sonido deben de reproducir. A pesar de llevar un rato escuchando no se hará repetitiva y acompaña muy bien la partida.
Hablando de lo sonoro tenemos que mencionar al interlocutor que nos acompañará durante nuestras partidas y nos irá diciendo qué ítem hemos recogido, o que racha de asesinatos consecutivos hemos conseguido. Lo único malo es que solo nos hablará en inglés, si queremos saber lo que dice y solo hablamos castellano tendremos que leer los subtítulos que sí estarán disponibles en este idioma.
A continuación el barman añadió a nuestra bebida las toxinas que absorberá nuestro personaje, haciendo así que su cuerpo mute adquiriendo nuevas características y habilidades, algunas de ellas tan curiosas como la de poner huevos y que crezcan mini-tú para ayudarnos a matar enemigos, nuestro brazo se transforme en un búmeran o que nos acompañe una cabeza que podremos poner en el suelo para que nos ayude disparando a nuestros enemigos. Para obtener estas toxinas lo que tenemos que hacer es eliminar enemigos y rellenando una barra, cuando esta llegue al 100% conseguiremos un poder. Otra forma de conseguir mutaciones es comprandolas o visitando unos tótems con forma de cabeza. Eso sí, acostumbrarse está prohibido ya que, como buen roguelike, la muerte es permanente y no podremos mantener estas mutaciones de una partida a otra. Lo que sí podremos mantener es el dinero, en forma de cassette, siempre y cuando lo guardemos en el banco. Algo típico del juego es la generación aleatoria del mapa y las habilidades que iremos adquiriendo a lo largo de nuestras partidas.
Antes de hablar del último toque que ha añadido Double Fine a nuestra mezcla, debemos hablar de las herramientas usadas para catar este néctar. El juego ha sido analizado en un PC que cuenta con una gráfica 1080ti, un procesador i7-7700 y 16 GB de RAM. No ha habido ningún problema de estabilidad de frames y ha sido un gameplay fluido.
Volviendo a nuestra consumición, podremos encontrar guiños y bromas referentes a los años en los que está basado el estilo del juego, siendo la más remarcable una máquina recreativa de Pac-Man que se encuentra en el poblado.
Si no nos gusta el cóctel entero podemos tomarlo en forma de chupito. El juego incluye un modo de Desafío diario el cual es un mapa prefijado. Al final de nuestra partida se nos asignará una puntuación y se nos colocará en una tabla en la que podremos compararnos con otros jugadores que hayan decidido sumarse al reto.
El regusto final que nos deja RAD es un sabor dulce, aunque algo empalagoso, no hace nada mal, pero tampoco tiene nada que destacar especialmente, exceptuando las diversas y entretenidas mutaciones y combinaciones que nos encontraremos. Como todo roguelike acaba siendo repetitivo el empezar una y otra vez a pesar de tener un mapa y mutaciones distintas. Si conseguimos engancharnos e ignorar esto es un juego que aportará muchas horas de entretenimiento.
- Rad / DivertidoTotal Score
- Diversión asegurada con las mutaciones
- Ambientación y arte llamativos
-Se acaba haciendo repetitivo